· poemas · 4 min de lectura

Un agricultor de Alcázar de San Juan

El Historial Campesino - POEMA

Fácil es señor doctor,
decir no bebas más vino
y que difícil que es
para el que nació campesino.

Yo que desde muy pequeño
dediqué mi vida entera
y en darle puse mi empeño,
rango, prestigio y solera.

Su madre que es la cepa
y su padre que soy yo,
por eso a explicarle voy
mis trabajos y faenas.

Allá por la Navidad
o en el frío mes de enero,
entre escarchas, frío y hielo
voy a mi viña a podar
y la podo con esmero.

Lo mismo podo lo blanco,
que el cirial, tinto o tempranillo,
si con fuerza veo un costado
le dejo un buen sacavinos.

Y después cojo mis mulas
y a ararlas me voy con fé,
no derribo ni un pulgar
aunque tenga que torcer
el arado o levantar.

Y al llegar la primavera,
antes de que llegue abril,
le doy la segunda vuelta
y me voy a descubrir
por que en abril
no toque a la vid.

Amortero las pequeñas,
escarbo las regulares
y a la que veo tapada
le descubro los pulgares.

Arranco las hierbas
y al terrón le doy un mochazo
y al irme de cepa en cepa
hasta el rileo recabo.

Como un colchón las dejo
hasta mediados de mayo,
que suele ser abrilejo
ladrón de miles de años.

Y en Mayo,
que hermoso es
mojado por el rocío,
ver un sarmiento nacer
que ya enseña dos racimos.

Fruto en flor,
dulce esperanza de campesinos
que no duermen ni descansan
trabajando en su cultivo.

Por eso yo en la labranza
de este mes tengo gran celo,
yo con mi yunta y toza ancha
a cuatro surcos rileo.

Y después las abro y cierro
si la viña es vieja ya
y si es nueva la amortero,
antes le doy dos palás
y le quito los bajeros.

No dejo una hierbecilla
si hay un terrón tampoco
y son mis manos verdugos
del bicho que ven mis ojos.

Siempre atento al mejor cuido
con afán las esbollono,
lo que no sirve lo quito
y le ayudo al desarrollo.

Que una cepa esbollonada
y además espampanada,
limpia de azulillo y sapo,
es un hermoso rosal en que se mira
su amo.

Y ya sólo unas visitas
de cuando en cuando les hago
donde acerco mi vista
viendo el fruto madurando.

Y cuando maduro está
cogiendo de los más buenos
voy a por las de colgar
a mi viña del copero.

Mientras llega la vendimia
repaso yo los arreos,
mis capachos y serillos,
y a los pretales de cuero
les pongo los campanillos

para que en el acarreo
penoso, largo y pesado,
de su alegre tintineo
vayan mis mulas gozando.

Abren bodegas
y voy a otro día a vendimiar
y en esta faena doy
lo que puedo y algo más.

Vendimio por las mañanas
hasta haber cogido el carro
de pronto a cargar deprisa
y a la bodega arreando

que hay que hacer otro viaje
y duran poco los días,
contando que bien se vacíe
y que no sea a maquila.

Por las noches a velar
que hay que hacer hueco en la bodega
que la casca hay que mudar
y sin destrozar sus hugas quedan

y les ayudo a encascar
y echo al pocillo el orujo
y hasta que no puedo más
a las prensas las estrujo.

Piso el tinto con los pies
y le echo un poco yeso
para que el color le de
del arco iris del cielo.

Meto el mosto en las tinajas
con tanto afán y cariño
como la madre más santa
meciendo duerme a su niño

y si el niño llega a ser hombre,
el mosto llega a ser vino.
Si madre y padre tiene el hombre
padre y madre tiene el vino.

Su madre que fue la cepa,
su padre los campesinos
que ponen hacienda y vida
para criar estos vinos.
Y yo que soy uno de ellos
que desde que era muy niño
sufrí inclemencias del cielo
trabajando en su cultivo,

que pasé mi juventud
siempre a la cepa pegado
en continua esclavitud
para atender sus cuidados,

que mi sudor la regaron
año tras año, día tras día
y mis manos la labraron
y enfermedad presentida,
mis ojos la vigilaron.

Que mis faenas dejaron
surcos en mi humilde frente
y mi cuerpo lo encorvaron
y mi carne ensangrentaron
sarmientos de viñas fuertes.

¿Cómo dejar de beber
si es parte de mi existencia?
Y el que me sabe comprender,
alegrarme y darme fuerzas.

Si cuando bebo parece
que voy vida recobrando
que en otros tiempo perdiera
detrás de mi yunta arando.

Por eso sigo bebiendo
porque es parte de mi vida
porque es sangre de mi sangre
y flor de la tierra mía.

Y ahora que ya voy pa viejo
sin dudar de la razón
de darme tal consejo,
le diré señor doctor:

Soy de Alcázar de San Juan
por tanto soy castellano,
manchego como el que más,
bebedor sencillo y llano.

Si la muerte me llegara
que llegue bebiendo vino
que cantando me marchara
con ella por el camino.

Y si el vino es mi veneno,
venga vino y después muera,
que no ha nacido un manchego
que reniegue de su tierra.

Y quiero llegar al cielo
oliendo a mi vino y tierra,
que si me huele San Pedro
loco de envidia se muera.

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